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El liderazgo no es una posición, sino una elección

Publicado el 12 de junio de 2017

 La Comunicación en Cascada como proceso de madurez organizacional.

“Necesitamos que los líderes estén alineados a la cultura de la empresa”. Esta frase se escucha en la mayoría de las organizaciones que detectan la importancia de este segmento como principales influencers. Más aún cuando se trata de dos de los temas que lideran la agenda de las áreas de CI y RRHH: Gestión del Cambio y Clima.

Son los líderes los que deben ser punta de lanza para obtener los mejores resultados en tiempos records.

#cambiodeparadigma

Sabemos que el cambio es el signo de estos tiempos y que debemos adaptarnos ¿o morir? Y esta mirada, a veces trágica del trabajo, afecta la vida de las personas y por ende el entorno en el que pasan 8 horas diarias, por lo menos. S. Covey, en su libro sobre el 8 hábito, explica la transformación cultural que estamos viviendo. Venimos de un paradigma cosificador de la era industrial a una nueva era del trabajador del conocimiento, al que llama paradigma de la persona completa y que tiene 4 motivaciones:

Vivir (supervivencia), Amar (relaciones), Aprender (crecimiento y desarrollo) y dejar un Legado (sentido y aportación).

Cada individuo elije cuánto se va a comprometer con su trabajo en relación a cómo la empresa, en la que está inmerso, contribuye a estas 4 motivaciones.

Por eso, debemos conocer en profundidad a nuestros líderes para entender en qué nivel de conexión están sus motivaciones con lo que realmente pasa en su trabajo. Saber si les estamos ofreciendo un entorno que les permita desarrollarse y generar relaciones sanas o si lo perderemos en el corto plazo.

Ahora bien, ¿cómo sabemos qué motiva a las personas con las que trabajamos?

 

Saber escuchar

El proceso de Comunicación en Cascada se piensa en general como un proceso de emisión, de bajada de contenido desde la punta de la pirámide hacia los siguientes niveles. Sin embargo, hoy es clave entenderlo como un proceso de escucha, un espacio que fomente la conversación sin emitir juicios y registrando aquello que se dice, abriendo así un lugar formal que le gane a los pasillos informales que no suman a la gestión y fomentan un mal clima.

Primero tenemos que crear este espacio con nuestros líderes para que ellos lo vivan y luego lo compartan con el resto de la compañía.

¿Cómo se forja un espacio de escucha?

Un buen entrevistador lleva hacia lugares que ni uno mismo conoce. Desde esta perspectiva se propone formular una serie de preguntas que sirvan para despertar en las personas la reflexión sobre sus prácticas y sobre cómo se conecta lo que hacen con lo que los motiva. Siempre con una guía y un contenido desarrollado especialmente para cada encuentro.

¿Cómo se logra que los líderes puedan organizar estos espacios de conversación?

Capacitándolos, pero con la premisa de que pueden encontrar su propia voz, su propio estilo a la hora de desarrollar estos encuentros; invitándolos a que trabajen sus propias motivaciones, para que puedan aceptar y reconocer cuál es su rol dentro de la empresa.

 

En síntesis:

-Debemos conocer qué motiva a nuestros líderes.

-Diseñar un proceso de Comunicación en Cascada centrado en la escucha.

-Entrenarnos para saber hacer preguntas genuinas.

-Formar a nuestros líderes en el camino del autoconocimiento para que encuentren su propia voz.

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