Consejos para llevar a cabo Conversaciones Difíciles
Publicado el 11 de enero de 2017
Para convertir ese miedo y estrés que provocan este tipo de enfrentamientos, existen acciones y una metodología para su desarrollo
Por: Fernando Cánepa
Las conversaciones difíciles son aquellas conversaciones que por distintas causas, al momento de pensarlas, generan un alto grado de estrés o preocupación y, al momento de sostenerlas, confirman –y a veces multiplican– ese malestar, alimentando una baja en la probabilidad de éxito para alcanzar acuerdos o mejoras.
Son esas conversaciones que siempre encuentran en la urgencia, en la carga de trabajo o en los imponderables, entre otros, los motivos tranquilizadores para evitarlas, con un justificativo válido, y generan miedo. Y el miedo no es sonso.
Para convertir ese miedo en acciones existe una metodología para el desarrollo de las Conversaciones Difíciles, que tiene cuatro ejes:
- El Encuadre. Se trata de crear las condiciones para tener esa conversación: avisarle al otro (no sirve que sean sorpresivas), decirle de qué tema deben hablar y poner fecha, hora y lugar (en lo posible, que se “neutral”).
- La Calidad de la Argumentación. Tener claro el objetivo de la conversación: qué quiero que acordemos o que nos ocurra una vez terminada la charla, cómo formular las preguntas, cómo recibirá las respuestas, pensar en las repreguntas, las nuevas respuestas, reconocer posibles obstáculos, etc. En fin: planificarla, no ir a esa instancia a “lo que salga”.
- La Empatía. Pensar en el otro, tratar de entender por qué piensa, hace o dice lo que piensa hace y dice, considerar que quizás es uno quien deba modificar sustancialmente, o quizás solo se trate de considerarlo. Aquí proponemos un nuevo paradigma para olvidar definitivamente la idea de culpables o responsables. Es la CONTRIBUCIÓN MUTUA, es decir, cómo contribuimos ambos para llegar a esta situación y qué podríamos aportar juntos para salir de ésta. Contribuir mutuamente involucra, incluye. Culpar aleja, excluye y enfrenta.
- Acuerdos. Al momento de finalizar una conversación difícil, o una serie de ellas, en las que se hubiera llegado a un acuerdo, conversar entre las partes sobre el consenso alcanzado ayuda. Deben escribirlo y establecer un protocolo de seguimiento del mismo, tanto como advertirle a quienes convivían a diario con la situación anterior que intentarán mejorarla.
Ésta es la parte dura necesaria para afrontar una Conversación Difícil. También existe un universo blando: en qué plano se ubica el conflicto, de qué estamos verdaderamente discutiendo, qué tipo de asimetría puede existir, etc. que serán motivo de una próxima nota.