Los dorados 40: un paseo por la CI
Publicado el 29 de agosto de 2014
En este número aniversario, marcamos un antes y un después en la historia y el crecimiento de las Comunicaciones Internas.
Por Pamela Astudillo
Cada organización tiene su momento. No importa cuándo, simplemente sucede y es bueno poder observarlo, para luego reflexionar, diseñar, producir e intervenir. Pero más allá de reconocer estos relieves y esta diversidad de texturas organizacionales en un mismo tiempo, parece que, al detenerse casi a la mitad de la segunda década del milenio, es posible hacer algunas observaciones generales.
Pulso CI llegó a sus primeros 40 números, y llegar al cuarto piso parece ser una oportunidad para detenerse, mirar lo caminado y lo que está por venir.
Pasado, presente y futuro de la CI
– La CI parece estar viviendo su edad de oro, porque las organizaciones que durante varias décadas se concentraron en la infraestructura, para luego centrarse en la producción y en las ventas, están orbitando ahora alrededor del ser humano, aquel que hace posible que todo lo otro suceda.
– Que las organizaciones cuenten con talento comprometido con los propósitos de la empresa es el mayor reto y la CI está a cargo.
– Adherir a este objetivo no es fruto de una relación contractual clásica, donde el talento se compromete porque la empresa le retribuye sólo con un buen paquete económico y de beneficios. Ha surgido lo que se denomina “el salario emocional”, otro tema neurálgico para la CI.
– Estar o no en la organización no pasa por una obligación, es una decisión autónoma que toma cada uno de los colaboradores. Esto da cuenta del cambio de relación entre empleado y empleador, asuntos que también ocupa a la CI.
– Hay quienes han llamado Human Age a este tiempo de la CI. La edad de la humanidad. Suena maravilloso y es retador al mismo tiempo.
– Las argumentaciones a favor de los objetivos de la empresa se construyen como si el colaborador fuera un potencial inversionista del objetivo y no un profesional que “debe” hacer algo a cambio de una retribución. Y gerenciar, diseñar, construir y producir el discurso de una organización también es asunto de la CI.
– Las fuentes y los voceros de los medios internos se han diversificado. La jerarquía dejó de ser razón suficiente y necesaria para generar contenido.
– De hecho, aunque algunas organizaciones aún no lo hacen, ya está instalada la práctica de las Redes de Embajadores (o Corresponsales) internos, donde profesionales, con competencias comunicacionales robustas, se encargan de escuchar y de divulgar información importante para el negocio.
– Sucede que las organizaciones están más abiertas a que el colaborador participe de aquellas decisiones/acciones que antes sólo reposaban en los mandos altos. Muy poca gente duda que entre la participación y el compromiso hay una relación directa y proporcional.
– A nadie hay que explicar qué es clima organizacional: todos conocen el término y saben que se mide. Muchas organizaciones sacan sus más recientes resultados, como cualquier ciudadano su identificación, como un requisito para seguir avanzando.
– Vivimos en una era en la que hemos hecho consciencia de que no sólo todo comunica, sino que todas comunicaciones hacen que la organización sea tal y que sin ellas la organización no existe.
– Finalmente, y para que esto quede deliberadamente inacabado (y lo concluyan los lectores con sus reflexiones) emerge la idea de que los mensajes permean espacios a toda velocidad, no sólo por la comunicación cara a cara, y los medios internos tradicionales sino también por la comunicación 2.0 que atomiza los mensajes.
Uno puede releer estos bullets y sonreír, pensando, tal vez, “Hasta dónde hemos llegado”, cuando apenas se alcanzaron los 40.
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